Entrevista – Ismael López Gálvez

Ismael López Gálvez (Jaén, 199o) es filólogo hispánico, corrector profesional, investigador literario y poeta1.

Usted es jienense, pero se vino a Córdoba a estudiar. ¿Fue comodidad o le llamaba la atención la Universidad cordobesa por algún motivo?

—Efectivamente, nací en La Carolina, un pueblo de Jaén; sin embargo, a pesar de que Filología Hispánica se impartía (e imparte) también en la UJA, decidí estudiar en Córdoba porque mi pareja se encontraba entonces cursando Veterinaria en la UCO y fue ella la que me dio la luz que necesitaba orientándome sobre la idoneidad de la Filología para complementar a mi amor por los libros, la lectura y la escritura. Si a eso le sumamos la posibilidad de respirar el aire de azahar que respiraron en sus días Séneca, Averroes, Góngora, Concha Lagos, Pablo García Baena o Antonio Gala, entre otros, la decisión se vislumbró realmente fácil. De hecho, fue la única que contemplé.

—¿Siempre quiso escribir o lo de la poesía llegó con el tiempo?

—La poesía es la enésima forma de arte que he utilizado para expresarme y revelarme quién soy. Desde que tengo uso de razón, siempre he sentido una gran necesidad de decir, de contar, de gritar incluso. Supongo que mi timidez y mi insana curiosidad han sido decisivas para intentar darme una definición. Así que primero llegó el dibujo y después la pintura, el deporte y la música. No obstante, fue la literatura la que me enseñó que toda escritura es búsqueda y toda lectura hallazgo y que solo en ese juego de preguntas y respuestas uno puede acercarse al nocse te ipsum del que hablaban los clásicos y que gobernaba el pronaos del templo de Apolo en Delfos (γνωθι σεαυτόν).

Su vinculación con la UCO va más allá de sus estudios. ¿Cómo valora el apoyo que ha recibido por parte de UCOCultura?

No sé si será un lugar común entre los egresados de las distintas universidades; pero yo, desde que me gradué, he desarrollado un sentido de pertenencia a la UCO que va más allá de cualquier relación práctica.

En cuando al apoyo de UCOCultura, no es algo que deba medir cuantitativamente; sino por la calidad humana de las personas que trabajan allí. En junio de 2023, tuve la inmensa suerte de presentar La piedad del leviatán en La Inaudita, en un acto organizado conjuntamente entre UCOCultura y la propia galería-librería-vinoteca de La Corredera. La calidez, cercanía y disposición de cada uno de los implicados me hizo sentir como marinero que regresa a puerto después de una galerna. Aunque suene tópico: no puedo estar más agradecido. Además, tuve el honor de inaugurar esta magnífica relación entre dos instituciones que están dando voz a talentos tan inmensos que le hacen sentirse a uno minúsculo. Sea como sea, todo barco que reme en pos de la cultura aborda una tarea titánica en importancia para la deriva de una sociedad sana.

—Además de escribir, investiga sobre literatura. ¿Qué es lo que le interesa de este ámbito?

—Investigo para saber, pues solo en el amor y el conocimiento se halla la eudaimonía aristotélica, el único camino hacia una vida buena y feliz. Existe la desaforada creencia de que la ignorancia es felicidad y de que los niños son ejemplo de ello. Sin embargo, yo soy de los que piensa que el niño es feliz por su capacidad de sorprenderse, porque descubre el mundo a cada instante. Solo los adultos somos tan vanidosos como para creer que lo sabemos todo acerca de todo, y es justo esa pérdida de asombro lo que nos termina convirtiendo en desdichados. En mi caso, me niego a perder la mirada de admiración hacia lo desconocido. Por ello es por lo que investigo a sabiendas de que no obtengo, por ejemplo, ningún beneficio económico, que lo hago (volviendo a Aristóteles) por acogerme a una vida teorética, contemplativa.

Lo de entregarme a la literatura es por puro hedonismo. Junto al amor pienso que es el mejor antidepresivo que existe, y, con toda probabilidad, el más alto testimonio de la naturaleza humana. Aquello que somos está escrito desde antes del papiro y el pergamino. En esencia, toda vanguardia es redescubrimiento de un clásico olvidado, mirarlo desde otra perspectiva, vestirlo de otro modo.

—Su último libro -corríjame si me equivoco- es La piedad del leviatán. ¿Qué espera que encuentre el lector en sus páginas?

—Verá, La piedad del leviatán es uno de esos poemarios que se escriben sin tener en cuenta al lector. Nace de la necesidad de buscar sentido a mi ser y actuar en el mundo, es una manera de oponerme a todo aquello que me sobrepasa o me destruye. Al escribir sobre algo siento que lo enfrento y que, en la lucha, el tema y yo acabamos conociéndonos y destruyendo toda enemistad, algo así como sucede con Aquiles y Pentesilea. En la vida, leviatanes como el fracaso, la soledad, la vejez, la pérdida, la muerte o el olvido son inevitables, pero combatirlos y darles nombre nos ayuda a no temerlos, o al menos no tanto. Decía Antonio Escohotado que gracias al saber había reducido su miedo a morir. Tal vez se trate de eso, de subyugar al horror, a la inquietud.

¿Qué espero que encuentre el lector? Respuestas. Al concebir la lectura como hallazgo no podría esperar otra cosa.  Es la razón por la que mi escritura está plagada de referencias, de consonancias con otras literaturas. No quiero que el receptor se quede en mí, que llegue al puerto al que yo concluyo; sino que se adentre en otros mares y arribe a otros muelles. Por ello cultivo una poética palimpséstica. Si como lector adoro que los autores me traten con respeto, que me exijan intelectualmente y me abran otras puertas, como autor es lo mínimo que puedo hacer.

En cuanto a La piedad del leviatán, el lector debe saber que es un poemario que se construye sobre un palimpsesto de Moby Dick; sin embargo, de ningún modo debe conocer la obra de Melville para entenderlo. Me serví de este clásico porque no solo es una fantástica novela de aventuras; sino también un tratado de teología, un ensayo filosófico-metafísico e incluso un manual de cetología. Como toda obra culmen de la literatura, desprende un aire universalista y totalizante que logra hablar tanto de uno como de los otros, y esto la hacía perfecta para partir de ella y utilizar a sus personajes como símbolos o metáforas de lo que yo quería contar.

Supongo que sigue emborronando papeles. ¿Sobre qué le interesa escribir y por qué?

—Supone bien. Me interesa escribir acerca de infinidad de temas, y algunos son tan dispares que podría decirse antagónicos. Aun así, escribir desde la literatura siempre ha sido mi pequeña obsesión. No creo que el fin de una obra sea la recepción. De hecho, solo aquellas incapaces de dispersarse terminan ahí. Para mí, lo verdaderamente relevante es la diseminación de un texto en otros textos nuevos que a su vez generan otros. Si como lectores podemos comprender que no existe Madame Bovary sin el Quijote ni el Quijote sin el Amadís ni el Amadís sin la Ilíada, como autores debemos entender también que siempre partimos de algo con la esperanza de que un día partan de nosotros.

Gracias.

—A usted, por su valioso tiempo y la bella oportunidad. Gracias.

  1. Originariamente esta entrevista se publicó en el Diario Córdoba el 24 de enero de 2024 de manera reducida. Formó parte de un suplemento impreso, por lo que hubo que adaptarla al espacio óptimo. https://www.diariocordoba.com/universidad/2024/01/24/poesia-enesima-forma-arte-he-97259062.html ↩︎
Una respuesta a “Entrevista – Ismael López Gálvez”
  1. Avatar de Rebeca Aracil Illan
    Rebeca Aracil Illan

    Fantástica entrevista, Ismael. Me ha fascinado las respuestas tan concisas, sinceras y como siempre apoyándote en los clásicos. Conocerte un poco más es conocer a fondo tu obra, sin duda alguna que nadie se la pierda. Gracias, maestro. 👌🏻💯👏🏻👏🏻👏🏻📚

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